5 mar 2012

¿Es la raza la culpable del problema de comportamiento de nuestro perro?

Seguro que todos hemos oído o hecho comentarios alguna vez, a nuestros familiares, amigos o compañeros de paseo de nuestros perros, sobre ciertos mitos o rumores infundados sobre determinadas características de algunas razas de perros “Los chihuahua tienen mala leche”, “los dálmata son una especie traicionera”, y muchas otras sobre distintas razas de perros, en muchos casos sin una experiencia o contacto previo con la raza en cuestión.

Lo cierto es que en estos casos estamos cometiendo un gravísimo error al considerar que las diferentes razas puedan llevar consigo el desarrollo de determinados problemas de comportamiento en los perros. Debemos tener en cuenta que no existen razas problemáticas que vayan a desarrollar ciertos comportamientos negativos, sino que contrariamente, los problemas de comportamiento de nuestras mascotas son originados por una inadecuada educación por parte de sus propietarios.
Si observamos las manadas de lobos en plena naturaleza, podemos observar como no hay espacio para los problemas de comportamiento. En todas las manadas hay un líder, y el resto de los individuos de la manada se consideran seguidores de ese líder. Por lo tanto si los animales en libertad no desarrollan ningún problema de comportamiento ¿porque estos se originan cuando estos mismos animales entran en contacto con las personas? La respuesta es evidente. Nosotros debemos considerarnos los culpables de que nuestras mascotas desarrollen problemas de comportamiento negativo.

La raza no es más que una indumentaria que viste cada perro en particular junto con un conjunto de atributos especiales que pueda tener en comparación con otras razas. Los perros sabuesos pueden oler rastros desde varios kilómetros y no desfallecer hasta encontrar su objetivo, pero esto no quiere decir que el resto de las razas de perros no tengan una buena capacidad olfativa, sino que la de estas razas en particular está más desarrollada para acometer determinadas actividades.

Al igual que las diferentes tipologías de razas poseen atributos diferenciales entre ellas, agilidad, fuerza, olfato, etc. también es cierto que las diferentes tipologías de razas poseen diferentes necesidades especificas, y este es un dato que los futuros propietarios de mascotas deberían tener en cuenta a la hora de elegir una nueva mascota para su hogar. Si vamos a adoptar por ejemplo un pointer inglés, debemos tener en cuenta que son perros que necesitan quemar una gran cantidad de energía diariamente porque son perros acostumbrados a recorrer grandes distancias en busca de sus presas. Si no podemos darles la necesidad que nos están demandando, grandes paseos y grandes cargas de trabajo, puede generar frustración, que a la larga, puede ser la causante de la aparición de determinadas conductas negativas como nerviosismo, miedo, agresividad, etc.

Por lo tanto, la elección de una mascota para nuestro hogar no deberá estar basada tanto en la raza en sí, sino como por las necesidades especificas que lleve asociadas el perro que vayamos a adoptar y que nosotros estemos dispuestos a desarrollar y complacer.

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