2 abr 2012

La obsesión en los perros.


Cuando vamos dando un paseo con nuestra mascota por el parque, seguro que hemos visto infinidad de veces a otras personas jugando con su mascota a tirarle una pelota, y vemos como esta va una y otra vez a buscarla y a entregársela a su dueño para que se la vuelva a tirar y así se puede tirar toda una tarde el perro yendo y viniendo con la pelota.


Esto que a priori parece un juego, donde vemos que el propietario de la mascota, casi sin hacer ningún esfuerzo, piensa que está haciendo correr a su perra y que esta se lo está pasando en grande, en realidad estamos presenciando como se comporta un perro obsesionado con un objeto, en este caso una pelota, ya que es la única manera que tiene el animal de quemar la energía acumulada generada a lo largo del día.

Si nos quedáramos algo más de tiempo observando la escena, seguro que después de tirarle la pelota por enésima vez a su mascota, veríamos como el propietario empieza a cansarse y por fin cuando decide que el juego a terminado, observaríamos como el perro ladra a su dueño pidiendo que continúe lanzando la pelota, o veríamos al dueño, con una energía frustrada, al ver que el perro no tiene fin, intentar quitarle la pelota de la boca a su mascota y viendo como esta se resiste.

Esta escena que hemos descrito es una escena muy común en muchos parques a lo largo de todo el mundo y es una consecuencia de la energía no liberada o no quemada por la mascota, que supone el inicio o el desarrollo de una obsesión. Los perros necesitan quemar energía, pero debemos tener cuidado en la manera en la que conseguimos que la quemen, porque con una actividad que suponga una fijación, como es el ejemplo que hemos descrito, estamos consiguiendo agotar a nuestro perro pero estamos propiciando el desarrollo de un desorden psicológico.

Por lo tanto, si hemos decidido aceptar el reto de tener y cuidar una mascota, esto significa trabajo y esfuerzo, y lo mejor es no buscar caminos alternativos que nos puedan solucionar la papeleta, sino que lo que tenemos que hacer es ofrecer retos físicos y/o psicológicos a nuestros perros para conseguir canalizar ese exceso de energía que contienen después de todo un día esperándonos a que lleguemos de trabajar.

Si jugamos con nuestro perro a lanzar la pelota estamos generando excitación en el animal, por lo tanto, cuando vamos a la calle con nuestro perro, lo que tenemos que hacer es ofrecerle una dosis de esfuerzo físico, un buen paseo o correr ayuda a nuestra mascota a canalizar la energía acumulada a la vez que estamos generando una sumisión serena de nuestra mascota.

Con esto no estamos queriendo decir que jugar con la pelota con nuestra mascota es negativo. Nada es negativo si lo hacemos correctamente y en el momento adecuado. Si después de haber realizado el ejercicio físico con nuestra mascota, y todavía nos quedan fuerzas para iniciar una etapa de juegos, podemos lanzarle la pelota o cualquier otro objeto, para que corra y nos la traiga, pero deberemos estar seguros que no se encuentra en un estado de excitación y fijación en el que podemos ver que no le quita ojo a la pelota, con las pupilas dilatadas, sin prestar atención a nada de lo que le podamos decir y babeando esperando a que se la lancemos, sino que se encuentra en un estado de energía tranquila y sumisa.

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