En la naturaleza, los animales
que viven en estado salvaje se encuentran con situaciones que les generan miedo,
pero de manera instintiva aprenden a superarlo a la vez que supone una
experiencia aprendida en las siguientes ocasiones en las que se encuentran en
la misma situación. Evitan el problema pero continúan con su vida sin que ello
pueda ocasionarles ningún trastorno.
En el caso de los perros que
viven en un hogar, pueden desarrollar fobias a cualquier cosa que nos podamos
imaginar, desde unas zapatillas, un carrito de bebé, incluso a personas u otros
perros. Una fobia, tanto para los humanos como para el resto de los animales,
no es ni más ni menos que un miedo que no ha podido ser superado y que nos
paraliza o nos hace temblar cuando nos enfrentamos a él.
Por lo tanto, si en el mundo natural los animales no experimentan fobias, ¿cómo es posible que nuestras mascotas puedan desarrollarlas?. Pues sí, efectivamente una vez más los culpables somos las personas, y la manera en la que hacemos posible lo imposible, es una vez más aplicando la psicología humana en el mundo animal.
Por lo tanto, si en el mundo natural los animales no experimentan fobias, ¿cómo es posible que nuestras mascotas puedan desarrollarlas?. Pues sí, efectivamente una vez más los culpables somos las personas, y la manera en la que hacemos posible lo imposible, es una vez más aplicando la psicología humana en el mundo animal.
A diferencia de los niños o las
personas adultas que cuando sienten miedo, el resto de personas intenta
consolarlos con el objetivo de ofrecerle su seguridad o su protección, en el
caso de los animales y en nuestro caso concreto, el de los perros, cuando estos
sufren cualquier situación de miedo, continuamos empleando la psicología humana
para darle cariño y protección, sin ser consciente que en realidad estamos
generando que una situación sin más, se convierta en una fobia para nuestra
mascota. Por lo tanto y una vez más, podemos dar cariño o caricias a nuestro
perro, pero siempre en el momento adecuado.
La manera correcta de evitar las
fobias es ofrecer a nuestra mascota nuestro liderazgo seguro y tranquilo. Lo
primero que debemos hacer, como siempre, es ofrecer a nuestra mascota una buena
dosis de ejercicio para liberar la energía acumulada, ya que un perro cansado y
relajado es mucho menos propenso a desarrollar fobias, y mucho más receptivo y
sumiso a la hora de trabajar la superación de sus miedos con la ayuda de su líder
natural, nosotros.
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